miércoles, 9 de diciembre de 2009


Y las mejores frases nunca se encargan, espero a que salgan. Espero a que suene la alarma del alma. Sé que a veces tarda. Sé que viene y se larga. Y cuando vuelve envuelta en llamas, ya no puedo pararla. Y esa eres .

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Cada persona, una lección



La vida es un constante aprendizaje. Siempre he pensado que cada persona que pasa por nuestra vida forma parte de lo que vamos siendo. Con mayor intensidad o menor intensidad, o con una influencia más negativa que positiva, o viceversa. El resto de personas, son solo gente, que al fin y al cabo pasan por nuestro lado sin apenas rozarnos.

En lo que respecta a mí, bueno... siempre me he considerado muy cabezota, algo muy típico de la forma de ser maña, y también un poco -o tal vez un mucho- orgulloso. Pero cuando es necesario, doy las gracias a aquellos que me han ayudado a crecer y a avanzar. Como por ejemplo…
Está Á, que me demostró que la distancia no deteriora la amistad, sino que incluso se refuerza. O A, que también me demostró que sigue habiendo personas en el mundo sin maldad, y que muchas veces la excesiva inocencia también es encantadora. O también A, ella me enseñó a encajar las críticas, y a apoyarme en ellas para mejorar. O los tiempos en los que A y yo éramos uña y carne entre lápices de colores, multiplicaciones, divisiones, batas azules y recreos jugando a polis y a cacos. No podría faltar mi madre C, que me enseñó a valorar a las mujeres desde bien pequeño. O los 8 años (y los que quedan) compartidos con D y sobre todo con su humor bonachón, que me hicieron ver que cada vez está más en peligro de extinción en el mundo de hoy. Con él, mi gran amigo E, pasé los peores momentos, fuimos dos pilares inamovibles y siempre consiguió hacerme sonreír, por lo que siempre le estaré agradecido. Mi tío L me animó a seguir estudiando, y me enseñó que la humildad debe ser la variable que acompañe a la búsqueda continua de la sabiduría. L fue la primera en entender mis complejidades, y juntos perdimos la noción del tiempo entre conversaciones que solo nosotros entendíamos, algo que echo de menos. M por su parte, fue y es el mejor ejemplo de que hay que disfrutar de la vida, porque cada día es un regalo, y que detrás de algo malo, siempre viene algo bueno. Mi padre M me trasmitió que no hay nada en esta vida sin esfuerzo, y que la ecuación del éxito viene dada por el trabajo y la constancia. No había conocido a alguien tan parecido a mí hasta que llegó M a mi vida, fue una encantadora casualidad. La gran N me ayudó a querer un poquito más la escritura, me animó a que siguiera escribiendo lo que llevo dentro, y me enseñó el encanto de ser un no-poeta. Con mi hermana N comencé a conocer el sentido de la palabra ‘complicidad’, y me demostró que es posible reír durante media hora y no morir en el intento - o que te salga zumo de naranja por la nariz-. Mi ex-profesor Ó me inculcó que debía confiar en mí mismo, y que era capaz de conseguir lo que me propusiera si mantenía los pies en el suelo y la cabeza sobre los hombros. Desde que O entró en mi vida, tengo una hermana más , con la que tengo una confianza total. R me enseñó que el amor al baloncesto es un tesoro que hay que cuidar. Mi amigo S se fue, pero realmente se quedó para siempre, y me recuerda que no hay que dejar de decir lo que sentimos, aquí y ahora es el momento oportuno. V consiguió -y más de una vez – dejarme sin palabras con su bondad, y sacarme sonrisas los odiosos domingos por la mañana (entre otras muchas cosas), etc…


Son todos los que están, pero no están todos los que son.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Vidas




María
se muere de cáncer, Pablo fumó su primer cigarro ayer. Alicia jamás va a volver, nunca lo superó Javier. Eduardo borracho llega a casa, Olga corre a esconderse con Diana. Laura por fín ha sido mamá. Raúl desaparece del mapa. Sara vomita para no engordar. Manuel come los restos que en la basura deja Clara. A Marcos lo han vuelto a encarcelar, Carmen grita libertad. Fernando tiene miedo, Moisés sigue llorando en silencio.
Rebeca se abrocha el cinturón de seguridad, Nacho ya no puede levantarse de la silla a abrazar a Soledad. Rosa y Ángel desean una hija, así nació Silvia. Nuria se acostó virgen, madre se despertó Patricia. Alfredo cuela en España a Gladielo y sín papeles. Paco rechaza inmigración pero elige a Joandra en burdeles. A Inés no le gusta que le toquen, Sofía cobra por ello. Jorge no lo haría, Iván paga por tocar a Consuelo. Pedro está enfermo y se muere, Carlos quiere y no puede. Sergio está fuerte. Marta sueña con que la quieren, Isabel con que la dejen, Ramón no lo comprende. No es un golpe contra el armario lo que lleva en la cara Irene. Víctor no se aclara. Verónica besa a Alba. Natalia no llega a fín de mes. Juan y Elena trabajan y pagan los estudios de Andrés. Pascual ya es viejo, nota que se va. Ana acaba de llegar al mundo y ya ha enamorado a Adrián. Míriam echa de menos a Alan. Cristina se muda con Paula. A Eva conocidos le sobran, a Carol amigos le faltan. Rubén es feliz con Arancha, Ricardo abandona a Charo; Sonia su corazón ya ha ocupado. David y Esther discuten a diario, son Merche y Santiago quien más lo sufren y callados en su cuarto. Álvaro se ha escapado, lo buscan Oliver y Lucía. Bárbara aún llora su pérdida.

Alberto
a las séis entra en fábrica, a las diez sale Marina. Andrea olvida fichar, a Belén no le pagan lo que a Germán. Mónica enseña el puesto nuevo a Pilar. Aunque Héctor se oponga, Oscar despide a Fermín, se tiene que marchar. Agustín no llena la nevera, tiene hambre Nerea. Jose trae esperanzas, Alfonso desilusiona a César. Luis da puñetazos, Elías está sangrando, Raquel a la ambulancia ha avisado. Beatriz pregunta qué está pasando. Jesús no sabe qué hacer en el futuro. Aprueba oposiciones Arturo. Rocío se maquilla para quitarse edad, Vanesa maquillada parece más mayor, así Tomás en la discoteca no pide el carné al entrar. Enrique vende pastillas a Alejandro, Dadi las ha adulterado, Teresa las ha tomado, un tembleque raro siente Juanjo. Gustavo recuerda la sonrisa de Carla. El mejor graffiti de Antonio es el pintado en memoria de Tamara. Darío entrevista a Roberto. Tania cruza los dedos. Emilio tiene talento. Noelia no confía en Diego. Macarena odia las fronteras. Aurelio siente los colores de la bandera, Joaquín y Blanca reniegan de su tierra. Hugo gasta en bingos la paga. Begoña acusa a Adriana. Victoria roba a Cristian. Aurora vigila a Adam. Felipe se obsesiona con Ángela. Dentro de un mes se casa Lorena, para Rosana su matrimonio es una condena. Almudena visita la tumba de Rafa, Ángeles abraza a Susana. Fidel seca las lágrimas de Yolanda. El sexo para Federico es delito, para Ismael deleite, sobretodo con Maite. Nicolás admiró a Jaime. Álex y Sandra se ven a escondidas, Adolfo compra con regalos el amor de Sabrina. Bruno respeta a Virginia. Miguel fue el único que no visitó a Leticia. Mario ya no entiende nada, pero qué más da, si sólo son vidas…



Sólo son vidas, ¿te has dado cuenta que parecidas son la tuya y la mía?

domingo, 29 de noviembre de 2009

Despertar




Hay muchas formas de comenzar el día. Algunos se despiertan peleándose con un pequeño pero repetitivo enemigo, el despertador. Otros remolonean entre las sábanas hasta el punto de tener que desayunar lo más rápido posible porque se les hace tarde para llegar al bus. Unos deciden empezar el día enfadados, y salen a la calle con cara de limón y humor de perros. Afortunadamente otros prefieren sonreír desde el primer salto de la cama, la vida es demasiado corta para estar enfadado. Muchos otros despiertan sin acordarse de lo que han hecho la noche anterior, oliendo a tabaco y a whisky barato. Algunos despiertan solos en camas de dos personas, en cambio otros despiertan dos en camas de uno. Hay gente que despierta sin ninguna llamada en su móvil, en cambio algunos afortunados despiertan y ven que han escrito algo única y exclusivamente para ellos, e inevitablemente sonríen. En lo que respecta a mí, me he empezado a acostumbrar a despertarme con la persona que hace que me encanten los domingos por la mañana.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Alguien


Alguien que se ponga borracha con la intención de que la lleve a casa en brazos. Alguien a quien romperle las medias con la boca para luego comprarle otras. Alguien para hacerle el amor contra la pared y meternos luego en la bañera. Alguien para perderse a mi lado y después rescatarla de laberintos sin sentido. Alguien que saque la espada y me defienda de víboras, pirañas y putas. Alguien a quien coser disfraces en los días malos y convertirlos en buenos. Alguien que me saque la lengua cuando me ponga tonto y me haga enmudecer. Que no dé por hecho que voy a estar siempre ahí, pero que tampoco lo dude. Alguien que no pueda caminar conmigo sin cogerme de la mano. Alguien que no me compre con regalos pero que tenga mil detalles de papel. Que no le guste verme llorar y que me haga reír hasta cuando no tengo ganas. Que de vez en cuando me persiga por los bares para conocerme otra vez. Alguien que cuando la mire y me mire, me tiemblen las piernas sin remedio. Alguien que esté loca por mí y no se olvide decírmelo todos los días de resaca. Que si se pone animal sea solo en la cama, y me mate a besos por la mañana. Alguien que si mira a otro, me guiñe un ojo y luego se ría de mis celos de hojalata. Alguien que no tenga que perderme para darse cuenta de que me ha encontrado.

miércoles, 4 de noviembre de 2009


Nada es tan urgente nena,
nada tan importante,
nada merece más la pena
que el instante que tenemos delante,
y el siguiente,
y la oportunidad de hacerlo diferente.

jueves, 15 de octubre de 2009




El otro día leí "las cosas importantes de la vida... no son cosas", y supongo, que él o la que lo escribiera habría sentido en algún momento lo que yo llevo sintiendo desde hace un tiempo. Sí, hablo de esa sensación de no saber explicar lo que realmente te llena... esa maravillosa sensación. Porque a veces, eso que tanto te llena viene metido en el detalle más insignificante para una persona que lo viera desde otra perspectiva a la mía. Y supongo que eso es lo que me ha ganado de tí, tu día a día, o lo que viene siendo lo mismo, mi día a día. Porque cuando empiezas a sentir algo tan grave para mí como echar de menos una sonrisa de esas que estás deseando encontrarte por la mañana (de esas que curan el mal despertar y se mojan en zumo de naranja), te das cuenta lo tremendamente increíble que es tenerte tan tan cerca. Si, esa sensación de que no podrías estar con nadie mejor. Después de todo, eres mucho más que una buena chica. Y aunque te lo diga ahora, llevo mucho tiempo pensándolo (o mejor dicho, sintiéndolo), pero como tú dices, algunas cosas no hace falta decirlas, aunque a veces no está de más escucharlas (o en este caso, leerlas).

domingo, 27 de septiembre de 2009

Nerudeando



Dice.. ¿cómo se llama el pájaro amarillo que lleva limones a su nido? Em... ¿cómo se reparten el sol las naranjas en el naranjo? ¿Es el mismo fuego, quiero decir... es este el mismo sol de ayer o es otro fuego el fuego de su fuego? ¿Y cómo se llama ese cóctel que mezcla vodka con relámpagos? ¿Me lo puedes decir? Yo no lo sé tío... Parece ser que sólo lo sabía don Pablo.

domingo, 20 de septiembre de 2009

!



Eres tan grande que ni siquiera en el menos profundo de tus suspiros, soy capaz de hacer pie.

viernes, 11 de septiembre de 2009

S de Siempre




Siempre que me acuerdo de tí, me suele caer una lágrima, y tres segundos después te dedico una sonrisa. No suelo mojar mucho las pestañas, y me gusta que si lo hago, sea por algo realmente que merezca la pena. Una de mis teorías es que cuando lloras, limpias el alma, y que lo que cae por las mejillas tiene sabor salado porque lo realmente dulce que habita en el alma, está demasiado dentro de ella como para salir. A veces está bien llorar, como la sal en las comidas, en pequeñas dosis. A mí me hace sentir vivo, que aunque parece una tontería, en los tiempos de hoy en día, no suele sentirlo mucha gente muy a menudo. Está bien tener el alma limpia, a lo largo de la vida hay demasiadas cosas que no pueden habitar en el alma un periodo largo de tiempo, algunas hacen daño, otras sin embargo te hacen no mirar hacia delante, otras se pudren, otras crecen demasiado, otras pasan de ser saladas, a ser agrias... Y por otro lado, hay otras cosas, que siempre viajan contigo, y resulta curioso, que muchas veces a pesar de que sabes que las tienes, no eres capaz de explicarlas. Las sensaciones no se suelen poder explicar fácilmente, nisiquiera con palabras. Supongo que tú eres una de esas sensaciones, y aveces gritas, y otras me aconsejas, y en cambio en otras ocasiones me preguntas como está ella, y me dices que la cuide, que la quiera, que viva, y que me asegure de que sonría. Y la verdad, no sé porque, pero siempre me he sentido en deuda contigo, y es algo que me llevaré conmigo para los restos.
Hoy he vuelto a sentir tu sensación, hace un año dejamos de ver tu sonrisa, dejamos de sentir tus abrazos, y tus ganas de vivir. Si, son cosas que nunca van a volver, vale; pero realmente lo importante de todo no es que no vuelvan, sino que lo verdaderamente esencial es que son cosas que nunca se van a ir.


S de Sergio. S de Siempre.

sábado, 29 de agosto de 2009

All in



Sí, a veces hay que arriesgar, y hoy lo apuesto todo por tí. Que luego el tiempo me ponga donde me tenga que poner, pero puntualizo, si es en tu cama, mejor que mejor.

lunes, 24 de agosto de 2009

Pensión completa




Antes que nada, perdona si huele un poco a cerrado, hacía mucho tiempo que nadie se alojaba aquí, y menos aún con la intención de quedarse. Ábreme bien de puertas y ventanas. Que corra el aire, que entre tu luz, que pinten algo los colores, que a este azul se le suba el rojo, que hoy nos vamos a poner moraos.
Y hablando de ponerse, vete poniendo cómoda, que estás en tu casa. Yo, por mi parte, lo he dejado todo dispuesto para que no quieras mudarte ya más.
Puedes dejar tus cosas aquí, entre los años que te busqué y los que te pienso seguir encontrando. Los primeros están llenos de errores, los segundos, teñidos de ganas de no equivocarme otra vez.
El espacio es tan acogedor como me permite mi honestidad. Ni muy pequeño como para sentirse incómodo, ni demasiado grande como para meter mentiras.
Mis recuerdos, los dejé todos esparcidos por ahí, en cajas de zapatos gastados y cansados de merodear por vidas ajenas. No pises aún, que está fregado con lágrimas recientes, y podrías resbalar. Yo te aviso.
El interruptor general de corriente está conectado a cada una de tus sonrisas. Intenta administrarlas bien y no reírte demasiado a carcajadas, no vayas a fundirlo de sopetón.
No sé si te lo había comentado antes, pero la estufa la pones tú.
Y hablando del tema, he intentado que la temperatura del agua siempre estuviera a tu gusto, pero si de vez en cuando notas un jarro de agua fría, eso es que se me ha ido la mano con el calentador. Sal y vuelve a entrar pasados unos minutos. Discúlpame si es la única solución, es lo que tenemos los de la vieja escuela, que a estas alturas ya no nos fabrican ni los recambios.
Tampoco acaba de funcionarme bien la lavadora. Hay cosas del pasado que necesitarán más de un lavado, es inevitable. Y hay cosas del futuro que, como es normal, se acabarán gastando de tanto lavarlas. La recomendación, ensuciarse a su ritmo y en su grado justo. Eso sí, no te preocupes por lo que pase con las sábanas, que las mías lo aguantan todo.
Para acabar, te he dejado un baño de princesa, una cama de bella durmiente, un sofá de puta de lujo y algo de pollo hecho en la nevera. Para que los disfrutes a tu gusto, eso sí, siempre que sigas reservando el derecho de admisión.
Aquí no vienes a rendir cuentas, sino a rendirte tú. Aquí no vienes a competir con nadie, sino a compartirte a mí. Y lo de dar explicaciones, para el señor Stevenson.
El resto, no sé, supongo que está todo por hacer. Encontrarás que sobra algún tabique emocional, que falta alguna neurona por amueblar, y que echas de menos, sobre todo al principio, alguna reforma en fachada y estructura.
Dime que tienes toda la vida, y voy pidiendo presupuestos.
Dime que intentaremos toda una vida, e iré encofrando mis nunca más.

domingo, 23 de agosto de 2009


-… Despertar y abrir la ventana con las montañas rocosas de British Columbia totalmente blancas junto al lago Louis de fondo. Notar cómo se me enfría la nariz de estar tanto rato quieto admirando el gran árbol del Rockefeller Center de un New York en pleno invierno, rodeado de decenas de brillantes miradas, como la mía, de niños que piden sus deseos. Pisar la blanca arena de playa Bávaro en Punta Cana. Despertar mi lado curioso mientras paseo con las manos en los bolsillos de mi viejo abrigo entre el mercadillo de Camden, en uno más de los grises días londinenses. Disfrutar de cada paso que doy por el Ganla Stan de Estocolmo. Hacer el típico paseo en góndola entre los canales de Venecia. Ver como cada vez se hace más intenso el rojo del atardecer de la Pampa argentina, sin ser consciente del tiempo que paso admirándolo. Cenar con la brillante torre Eiffel de fondo, en el mirador del Jules Verne en tu compañía…

- ¿Y por la noche?

- ... Por la noche… en las estrellas.

sábado, 15 de agosto de 2009

¿Para qué sirve una estrella?


Algo que escribí hace un tiempo:

"Me miraste, y me cogiste con dos dedos de uno de mis grandes mofletes sonrojados. Eso me encantaba, tú te reías de mi sonrisa, y de los hoyuelos que se me hacían cuando aparecía y del hueco en mi dentadura provocado por la reciente caída de uno de mis dientes. Por entonces sabías que me encantaba quedarme mirando al cielo, y me llamaban tremendamente la atención esos pequeños puntitos blancos que parpadeaban, unos con mayor fuerza que otros.

Desde mi inocencia te pregunte que eran. Me dijiste: "Son estrellas Jorge, y aunque las veas así de pequeñas, es porque están muy muy muy lejos de aquí, ¿cuántas crees que puede haber en el cielo?". Empecé a contar, pero por entonces no sabía contar más allá de la decena. "¿Diez?" te conteste encogiendo los brazos. Tú me dijiste entre carcajadas, "No pequeño, aunque no lo creas, hay muchas más de diez. Más o menos hay una para cada persona que hay en el mundo". "¡¿También hay una para mí?!" te pregunté asombrado. "Claro que sí, ¿ves esa estrella que parpadea tan fuerte? Esa es la tuya. Lo sé porque yo tengo una, ¿ves esa otra de ahí? Parpadea menos y apenas se ve si no te fijas bien, pero esque yo ya soy muy mayor y se va apagando poco a poco. Además, le he dado mi brillo a tu estrella para que la veas mejor siempre que mires al cielo".

Te sonreí, y te dí las gracias antes de darte un fuerte beso en tu arrugada mejilla. "Pero... ¿para qué sirve tener una estrella?". Sonreíste y me pasaste la mano por el pelo mientras decías, "Muy fácil, cuando pase el tiempo y seas más mayor y te hagan daño, te sientas sólo o estés muy triste, solo tienes que mirar a tu estrella.. Imaginarte muy fuerte que estás en ella muy lejos de aquí, allí te sentirás mucho mejor. Estoy convencida de que cada vez que la mires, por mucho tiempo que pase de estas palabras, sonreíras, y te sentirás mucho mejor. Aunque nadie te entienda. Será un secreto entre los dos", después, me diste uno de esos besos en la frente que me hacían sonreír.. No entendí muy bien esas palabras, y supongo que hasta hace bien poco no las entendí del todo, pero no te imaginas las veces que me acuerdo de ellas, ni las veces que sigo mirando al cielo y sonrío sin que nadie más sepa el porque. Supongo que hoy es de esos días en los que debo hacerte caso y mirar al cielo... Supongo que se está mejor bien lejos del suelo"

viernes, 14 de agosto de 2009




Es sabido que cuando una estrella viene a tocar tu hombro, debes abrirle el corazón sin ninguna condición. Debes quedarte quieto y dejar que, como un ave de cristal , se pose sobre tu alma. No viene a robarte nada. No viene a mirar de cerca. Es una estrella fugaz caída del cielo que tan solo quiere un poco de tu luz y así, como una luciérnaga , poder regresar a casa.




lunes, 10 de agosto de 2009

tan natural, casi casi como una sonrisa




Puede que sea idiota, y también un poco payaso. Que quizás a veces no diga más que tonterías, o peor (o mejor) aún, que las haga. Que puede ser que sea más adicto a dar(te) sorpresas, que a recibirlas. Que hable mucho y diga poco, que hable poco y diga mucho. Que deje de lado la marihuana, y encuentre mi droga entre tu aliento y tu sonrisa. No es fácil ser como soy, ser como somos, pero lo es un poco más cuando improvisas como hago yo. Que veinte años se tienen sólo una vez, y es el momento de que te den igual muchas cosas, y de valorar las pequeñas cosas. Que si sales a la calle despeinado, que si vas a trabajar sin dormir en toda la noche, que si te emborrachas un domingo, que si me agujereo un poco más, que si un poco más de tinta por la piel, que si me pego siete horas tirado en el césped, que si te llevo de picnic a las tres de la mañana, que si una guerra de globos a las cinco de la tarde, que si te robo un beso, que si cojo el coche y me pierdo contigo...

Nuestra generación es criticable, es posible, pero vivimos cada día, y cuando nos falta el cariño es como si nos faltara el aire. En el bus "Señora, no me empuje", no soy ningún delincuente, doy respeto a quien se lo merece, pido perdón, doy las gracias, perdono los errores, olvido el odio, me fascino con los que se pasaron la vida luchando, esos superhéroes anónimos, si, como mi padre; escribo sin sentido, sin tema, sin argumento, solo escribo lo que me asalta la cabeza en noches como esta, de esas vacías de sexo, secas de alcohol y escasas de sueño, de esas en las que tu cama se te hace ancha, y el ventilador del techo no te deja conciliar el sueño mientras te entran sudores pensando en sus piernas (Uf, no es un buen mes para pensar en eso). Me encanta escribir frases así, frases largas, con las que te acaba faltando el aire, con las que con el final olvidas el principio.

Y escribo tantas palabras cuando realmente solo quería decir lo que añoro sus besos, y eso que nunca he sido de los de dar rodeos, me han gustado más los atajos, ser directo, plantarte un beso sin darte tiempo a apartarte, que quizás sea menos romántico, pero es mucho más efectivo, al menos si vas con dos whiskys de más, como aquella noche de febrero, si, esa noche de no llevar abrigo y de fotos mirando al techo.


sábado, 18 de julio de 2009

.




Eres mucho más grande que el miedo que siempre he tenido a fracasar, a base de ser tú lo has echado de mi vida; eres más grande que la sensación que he tenido mucho tiempo de hacer todo mal. Eres más grande incluso que la casualidad de haberte encontrado (una encantadora casualidad). Sonrisas y más sonrisas, cada día más dulces, cada día más presentes, más bonitas, más imborrables. De hecho, eres tan grande que si esto fuera un juego, apostaría todo por tí. Como no es un juego, pienso cuidarte como te mereces, y te aseguro que te querré "mejor", porque siempre he pensado que "mucho" y "demasiado" son un error.

lunes, 29 de junio de 2009

V.





A estas horas de la noche, en este mismo instante, 6 millones de personas se están besando dulcemente; 2 millones están dando un paseo cogidos de la mano; 17 millones están haciendo el amor: 7 de ellos, retorcidos entre las sábanas de la cama, 3 fundidos en un sofá, 4 en la oscuridad de un portal, y otros 3 en diferentes sitios al aire libre; 9 millones están teniendo una cena romántica a la luz de las velas; 3 millones se están abrazando; 1 millón y medio están declarándose a la persona que quieren; 4 millones lloran por un amor roto; 5 millones vuelven a sonreír por encontrar la ilusión de nuevo. Pero solo yo, disfruto la dulce sensación de que me ganes poquito a poco.

domingo, 28 de junio de 2009

Allí donde estés



"La vida no te está esperando en ninguna parte, te está sucediendo. No se encuentra en el futuro como una meta que has de alcanzar, está aquí y ahora, en este mismo momento, en tu respirar, en la circulación de tu sangre, en el latir de tu corazón. Cualquier cosa que seas es tu vida y si te pones a buscar significados en otra parte, te la perderás. Todo cuanto pasa en ella tiene su consecuencia y su efecto, y no podemos cambiarlo. Cada instante va acompañado de una sucesión de sentimientos, y cada sucesión es una etapa, de las cuales tenemos que saber interpretar cual es la que queremos prolongar de forma intensa, y esperar que la suerte te sonría tan solo una vez, una sola vez.. Tú eliges tus te quieros, tus besos y tus abrazos, adminístralos de tal forma que puedas recordar tu último te quiero, tu último beso, y tu último abrazo. Di siempre lo que sientes, aunque no todo sea bueno, porque nunca sabes si lo podrás decir en mejor momento que este. No pierdas aquello que siempre has ansiado, y si lo pierdas, no te arrepientas, porque si de verdad te pertenecía, volverá a buscar una sonrisa. Rodéate de gente que te llene, que te quiera tal y como eres, que comprenda y perdone tus errores, que siempre esté dispuesta a abrazarte cuando menos lo merezcas. Al fin y al cabo, la vida solo tiene un dueño, y es el que decide qué camino tomar y que atajos desechar. Nunca tengas miedo a sentir, nunca tengas miedo a querer, nunca tengas miedo a sufrir, porque todo ello te ayuda a andar. Sonríe siempre que lo sientas así, ríete a carcajadas hasta que te falte el aire y te duelan las mandíbulas, si es eso lo que te apetece. Elige buenos acompañantes con manos firmes, por si caes durante la travesía de la vida, y para guiarte cuando la oscuridad te haga desandar por miedo. Y sobretodo, lo más importante de todo: vive"
Lo escribí por tí, porque todos los sueños que no has podido cumplir. Te fuiste para no volver, perdimos tu sonrisa, tus abrazos, tus miradas, tu compañía. Pero nunca perderemos tu recuerdo, todos los buenos momentos, los buenos consejos que me diste. Casi un año sin tí, y no hay día en el que no estés presente para nosotros.
Nos vemos, AMIGO.

domingo, 14 de junio de 2009

La sonrisa de un instante.




¿Has tenido alguna vez la sensación de que los grandes momentos se resumen en pequeños instantes o cosas? En una lágrima o un grito, aveces, o quizás en una sonrisa, en un beso, en un abrazo, o tan solo en una mirada, en otras ocasiones. Un parque con el césped húmedo, una cena para dos y una cama para uno, sentarte en el suelo a los pies de un banco, sentirte en mitad de una tormenta con el paraguas como guitarra. Así soy yo, así me siento yo, porque me encanta ser tan idiota, de esos idiotas que hacen sonreír. Y no solo hablo de momentos, hablo de sensaciones, esas que no se pueden explicar, que curiosamente son las que me mueven a escribir. Por eso, cuando me preguntan que porque he dejado de escribir, siempre digo lo mismo, a pesar de las complejidades de una vida, de una persona, de mí y de gente como yo, las respuestas son las más sencillas. Cuando se van esas sensaciones durante mucho tiempo, es gratificante volver a recuperarlas, aunque esté en época de exámenes o con un dolor de cabeza de tres pares de narices, simplemente necesito escribir, aunque no tenga ideas sólidas sobre qué hacerlo. Escribir sobre nada, sobre todo, soy experto en no hablar sobre nada en concreto, y otras en decirlo todo con nada, y quizás esa sea mi propia esencia, mi propio encanto, algo que nadie más tiene. Porque me he autoconvencido de que lo tengo, y como yo, todo el mundo. Cada uno tiene su encanto, su esencia, algo que le hace especial para alguien, lo haya o no lo haya encontrado aún.
Sonríe y deja que sea yo quien te vea sonreír, siéntete especial a cada instante, porque lo eres a pesar de querer parecer tan simple. Y sobretodo, porque como ya te dije: "Porque cuando menos te lo esperas, la vida pone un poquito de color en tu camino".
Y ahora es uno de esos grandes momentos de los que hablo, que se resume en la sensación que te aborda, de que eres tú ese "poquito de color" en mi camino.

jueves, 19 de marzo de 2009

La chica de los sueños perdidos.




Su piel era blanca, igual que la sábana que jugaba a cubrir su cuerpo sobre esa cama con cabecera de forja que había encontrado meses atrás en una pequeña tienda camino de su casa, y que se había propuesto restaurar ella misma. Casi oxidada, hacía años que alguien la había dejado olvidada y que el polvo y el tiempo se habían ocupado de empezar a envejecerla, hasta que ella la rescató, y no dudo en ponerla a la cabeza de su cama, bien cerquita de sus sueños. Sus sueños, esos que hacía tiempo había perdido a saber en que noche fría, y eso le frustraba.
Hacía años que todas las mañanas eran igual, el sol regateaba entre las cortinas de su cuarto para acariciar sus párpados, y le decía que era hora de enseñar esos grandes ojos azules al mundo; sin embargo, cada mañana era más frustrante que la anterior, el mismo sentimiento le invadía, su corazón le preguntaba dónde estaban sus sueños, no sabía cual era la razón por la que no recordaba nada de lo que había soñado la noche anterior. Yo, al igual que su corazón, también me lo preguntaba. Su cabeza se había propuesto no volver a soñar, dejar perder los sueños por el camino del olvido. Prefería no tener sueños, por no poder cumplirlos. Cuando se cruzó en mi vida, me cautivó, su forma de hacerse de querer, la mirada más cálida de esos dos grandes ojos azules, la sonrisa más dulce, la expresión más tierna, la forma de entendernos con tan apenas unas palabras, la sensación de seguridad de sus abrazos, y la magia de unos labios. Nunca tuve respuesta de el porqué de sus sueños perdidos, es algo que solo estaba en su cabeza. A veces decía que estaba demasiado loca, otras que muy poco cuerda, que sus pensamientos le asaltaban de madrugada y no le dejaban dormir, que se podían ver esos grandes ojos abiertos entre la poca luz que entraba de rebote, proveniente de las farolas que alumbraban su calle, que había muchas lágrimas y pocas sonrisas en su almohada, que ni la luna se veía desde su ventana. Se había prometido desde hace tiempo volver a dibujar, volver a ese parque, a ese banco, solo ella y nadie más, y empezar a dibujar. Según ella, nunca se le habían dado bien las promesas, pero después de esa noche, de verle dormir, de ver como se le seguía escapando alguna que otra sonrisa, no la volví a ver tan de cerca. Ella no sabía que había estado, puede que ni siquiera supiera que me interesaba por su vida, que le veía andar entre la gente, que me aseguraba de que estaba bien, de que empezaba a luchar por lo que quería. Me dijeron que la vieron con un gran blog de dibujo caminando por el parque, y pensándolo bien, quizás no se le dieran tan mal las promesas. Restauró la vieja cabecera, dibujó cientos de bocetos que inundaban su cuarto, sus paredes, volvió a recuperar la sonrisa, y volvió a ser lo que ella quería y no lo que querían los demás, pero nunca sabré si recuperó sus sueños.
Para mí, siempre será la chica de los sueños perdidos, por la que me hubiera perdido yo. Quizás la mala suerte se había cebado con nosotros, si solo estabamos buscando un caminito para continuar, pero supongo que era imposible que una gran luna se enamorara de una pequeña estrella de invierno. Años después, me sigo acordando de ella, me marcó como persona, y me hizo mejorar. La chica de los sueños perdidos había encontrado cientos de mis sueños, y se había colado entre ellos.