sábado, 29 de agosto de 2009

All in



Sí, a veces hay que arriesgar, y hoy lo apuesto todo por tí. Que luego el tiempo me ponga donde me tenga que poner, pero puntualizo, si es en tu cama, mejor que mejor.

lunes, 24 de agosto de 2009

Pensión completa




Antes que nada, perdona si huele un poco a cerrado, hacía mucho tiempo que nadie se alojaba aquí, y menos aún con la intención de quedarse. Ábreme bien de puertas y ventanas. Que corra el aire, que entre tu luz, que pinten algo los colores, que a este azul se le suba el rojo, que hoy nos vamos a poner moraos.
Y hablando de ponerse, vete poniendo cómoda, que estás en tu casa. Yo, por mi parte, lo he dejado todo dispuesto para que no quieras mudarte ya más.
Puedes dejar tus cosas aquí, entre los años que te busqué y los que te pienso seguir encontrando. Los primeros están llenos de errores, los segundos, teñidos de ganas de no equivocarme otra vez.
El espacio es tan acogedor como me permite mi honestidad. Ni muy pequeño como para sentirse incómodo, ni demasiado grande como para meter mentiras.
Mis recuerdos, los dejé todos esparcidos por ahí, en cajas de zapatos gastados y cansados de merodear por vidas ajenas. No pises aún, que está fregado con lágrimas recientes, y podrías resbalar. Yo te aviso.
El interruptor general de corriente está conectado a cada una de tus sonrisas. Intenta administrarlas bien y no reírte demasiado a carcajadas, no vayas a fundirlo de sopetón.
No sé si te lo había comentado antes, pero la estufa la pones tú.
Y hablando del tema, he intentado que la temperatura del agua siempre estuviera a tu gusto, pero si de vez en cuando notas un jarro de agua fría, eso es que se me ha ido la mano con el calentador. Sal y vuelve a entrar pasados unos minutos. Discúlpame si es la única solución, es lo que tenemos los de la vieja escuela, que a estas alturas ya no nos fabrican ni los recambios.
Tampoco acaba de funcionarme bien la lavadora. Hay cosas del pasado que necesitarán más de un lavado, es inevitable. Y hay cosas del futuro que, como es normal, se acabarán gastando de tanto lavarlas. La recomendación, ensuciarse a su ritmo y en su grado justo. Eso sí, no te preocupes por lo que pase con las sábanas, que las mías lo aguantan todo.
Para acabar, te he dejado un baño de princesa, una cama de bella durmiente, un sofá de puta de lujo y algo de pollo hecho en la nevera. Para que los disfrutes a tu gusto, eso sí, siempre que sigas reservando el derecho de admisión.
Aquí no vienes a rendir cuentas, sino a rendirte tú. Aquí no vienes a competir con nadie, sino a compartirte a mí. Y lo de dar explicaciones, para el señor Stevenson.
El resto, no sé, supongo que está todo por hacer. Encontrarás que sobra algún tabique emocional, que falta alguna neurona por amueblar, y que echas de menos, sobre todo al principio, alguna reforma en fachada y estructura.
Dime que tienes toda la vida, y voy pidiendo presupuestos.
Dime que intentaremos toda una vida, e iré encofrando mis nunca más.

domingo, 23 de agosto de 2009


-… Despertar y abrir la ventana con las montañas rocosas de British Columbia totalmente blancas junto al lago Louis de fondo. Notar cómo se me enfría la nariz de estar tanto rato quieto admirando el gran árbol del Rockefeller Center de un New York en pleno invierno, rodeado de decenas de brillantes miradas, como la mía, de niños que piden sus deseos. Pisar la blanca arena de playa Bávaro en Punta Cana. Despertar mi lado curioso mientras paseo con las manos en los bolsillos de mi viejo abrigo entre el mercadillo de Camden, en uno más de los grises días londinenses. Disfrutar de cada paso que doy por el Ganla Stan de Estocolmo. Hacer el típico paseo en góndola entre los canales de Venecia. Ver como cada vez se hace más intenso el rojo del atardecer de la Pampa argentina, sin ser consciente del tiempo que paso admirándolo. Cenar con la brillante torre Eiffel de fondo, en el mirador del Jules Verne en tu compañía…

- ¿Y por la noche?

- ... Por la noche… en las estrellas.

sábado, 15 de agosto de 2009

¿Para qué sirve una estrella?


Algo que escribí hace un tiempo:

"Me miraste, y me cogiste con dos dedos de uno de mis grandes mofletes sonrojados. Eso me encantaba, tú te reías de mi sonrisa, y de los hoyuelos que se me hacían cuando aparecía y del hueco en mi dentadura provocado por la reciente caída de uno de mis dientes. Por entonces sabías que me encantaba quedarme mirando al cielo, y me llamaban tremendamente la atención esos pequeños puntitos blancos que parpadeaban, unos con mayor fuerza que otros.

Desde mi inocencia te pregunte que eran. Me dijiste: "Son estrellas Jorge, y aunque las veas así de pequeñas, es porque están muy muy muy lejos de aquí, ¿cuántas crees que puede haber en el cielo?". Empecé a contar, pero por entonces no sabía contar más allá de la decena. "¿Diez?" te conteste encogiendo los brazos. Tú me dijiste entre carcajadas, "No pequeño, aunque no lo creas, hay muchas más de diez. Más o menos hay una para cada persona que hay en el mundo". "¡¿También hay una para mí?!" te pregunté asombrado. "Claro que sí, ¿ves esa estrella que parpadea tan fuerte? Esa es la tuya. Lo sé porque yo tengo una, ¿ves esa otra de ahí? Parpadea menos y apenas se ve si no te fijas bien, pero esque yo ya soy muy mayor y se va apagando poco a poco. Además, le he dado mi brillo a tu estrella para que la veas mejor siempre que mires al cielo".

Te sonreí, y te dí las gracias antes de darte un fuerte beso en tu arrugada mejilla. "Pero... ¿para qué sirve tener una estrella?". Sonreíste y me pasaste la mano por el pelo mientras decías, "Muy fácil, cuando pase el tiempo y seas más mayor y te hagan daño, te sientas sólo o estés muy triste, solo tienes que mirar a tu estrella.. Imaginarte muy fuerte que estás en ella muy lejos de aquí, allí te sentirás mucho mejor. Estoy convencida de que cada vez que la mires, por mucho tiempo que pase de estas palabras, sonreíras, y te sentirás mucho mejor. Aunque nadie te entienda. Será un secreto entre los dos", después, me diste uno de esos besos en la frente que me hacían sonreír.. No entendí muy bien esas palabras, y supongo que hasta hace bien poco no las entendí del todo, pero no te imaginas las veces que me acuerdo de ellas, ni las veces que sigo mirando al cielo y sonrío sin que nadie más sepa el porque. Supongo que hoy es de esos días en los que debo hacerte caso y mirar al cielo... Supongo que se está mejor bien lejos del suelo"

viernes, 14 de agosto de 2009




Es sabido que cuando una estrella viene a tocar tu hombro, debes abrirle el corazón sin ninguna condición. Debes quedarte quieto y dejar que, como un ave de cristal , se pose sobre tu alma. No viene a robarte nada. No viene a mirar de cerca. Es una estrella fugaz caída del cielo que tan solo quiere un poco de tu luz y así, como una luciérnaga , poder regresar a casa.




lunes, 10 de agosto de 2009

tan natural, casi casi como una sonrisa




Puede que sea idiota, y también un poco payaso. Que quizás a veces no diga más que tonterías, o peor (o mejor) aún, que las haga. Que puede ser que sea más adicto a dar(te) sorpresas, que a recibirlas. Que hable mucho y diga poco, que hable poco y diga mucho. Que deje de lado la marihuana, y encuentre mi droga entre tu aliento y tu sonrisa. No es fácil ser como soy, ser como somos, pero lo es un poco más cuando improvisas como hago yo. Que veinte años se tienen sólo una vez, y es el momento de que te den igual muchas cosas, y de valorar las pequeñas cosas. Que si sales a la calle despeinado, que si vas a trabajar sin dormir en toda la noche, que si te emborrachas un domingo, que si me agujereo un poco más, que si un poco más de tinta por la piel, que si me pego siete horas tirado en el césped, que si te llevo de picnic a las tres de la mañana, que si una guerra de globos a las cinco de la tarde, que si te robo un beso, que si cojo el coche y me pierdo contigo...

Nuestra generación es criticable, es posible, pero vivimos cada día, y cuando nos falta el cariño es como si nos faltara el aire. En el bus "Señora, no me empuje", no soy ningún delincuente, doy respeto a quien se lo merece, pido perdón, doy las gracias, perdono los errores, olvido el odio, me fascino con los que se pasaron la vida luchando, esos superhéroes anónimos, si, como mi padre; escribo sin sentido, sin tema, sin argumento, solo escribo lo que me asalta la cabeza en noches como esta, de esas vacías de sexo, secas de alcohol y escasas de sueño, de esas en las que tu cama se te hace ancha, y el ventilador del techo no te deja conciliar el sueño mientras te entran sudores pensando en sus piernas (Uf, no es un buen mes para pensar en eso). Me encanta escribir frases así, frases largas, con las que te acaba faltando el aire, con las que con el final olvidas el principio.

Y escribo tantas palabras cuando realmente solo quería decir lo que añoro sus besos, y eso que nunca he sido de los de dar rodeos, me han gustado más los atajos, ser directo, plantarte un beso sin darte tiempo a apartarte, que quizás sea menos romántico, pero es mucho más efectivo, al menos si vas con dos whiskys de más, como aquella noche de febrero, si, esa noche de no llevar abrigo y de fotos mirando al techo.