sábado, 25 de octubre de 2008

Al llegar el otoño..




Y hoy lo he vuelto a sentir. Si, he vuelto a sentir esa sensación que te recorre la espalda de arriba a bajo, y acaba entrando dentro de tí, calándote en los huesos, presionándote los músculos. Es el frío, el aire helado que te despeina y te sonroja la cara. Me encanta sentir como me intenta machacar y no puede. Si, lo he sentido... ¿y sabes a qué me ha recordado? A la sensación que me recorre el cuerpo cuando te veo sonreír, cuando te veo aparecer por sorpresa, cuando me miras con esos ojos de azul invernal. Aunque no sé muy bien por qué. Esa sensación me recorre la garganta, me quema como si fuera el mejor de los licores, y llega a mi estómago para bombearlo como si fuera uno más de los ventrículos de mi propio corazón - o del tuyo-. Es extraño, pero me encanta más aún que el propio frío en mis huesos..

Hacía meses que el frío no me visitaba, incluso puede que no hubiera aparecido por mi vida desde que entraste tú a ella, ¿y sabes lo qué me ha dicho? Que tiene celos de tí, de que me produzcas esa sensación cálida cuando él intenta helarme hasta la sangre. Le molesta que me hagas sonreír cuando él intenta tapármela.

Al final de todo, me ha pedido que elija, o él, o tú. Si te elegía atí me ha jurado y perjurado que me perseguiría durante todo el largo otoño y todo el largo invierno hasta congelar mis sueños, pero no todos, sino solo aquellos en los que tú estuvieras. Sin embargo, si le elegía a él, me trataría bien durante las dos estaciones más duras del año, y tendría que renunciar a ver tu sonrisa.

Te preguntarás que he elegido.. Supongo que te lo imaginarás, me conoces demasiado. Pero sólo te diré que van a ser seis meses muy largos con el frío como enemigo, y que hoy dormiré alado del fuego, no me apetece que en una noche como hoy te congeles en uno de mis sueños.

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